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Un típico puesto de aceitunas en cualquier calle de Triana. El aceitunero se siente poeta, y está diciendo sus versos cuando aparece Sol. Tiene tanto salero que no puede menos que fijarse en ella. Sol viene relatando porque un "pesao" ha estado diciéndole piropos toda la mañana mientras hacía la compra. Sólo se detiene cuando ve aparecer a Conchi, que aparece con una cara muy compungida. La saluda y, sin darse cuenta comienzan a hablar de sus conocidas... El aceitunero está tan cerca que escucha su conversación, haciendo comentarios al respecto. Porque no es que quieran cotillear, nada de eso. No es crítica, es comentario. Pero van haciendo un buen repaso a todas sus conocidas mientras, poco a poco, se van acercando sin darse cuenta a las aceitunas hasta que Sol, distraída con la conversación, se sienta en uno de los lebrillos de aceitunas. El aceitunero no aguanta más y... ¡...se acaba el espectáculo con una bronca fenomenal! |
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Esta obra, de autor anónimo del siglo XX, apareció un día por nuestro Centro Cultural Don Cecilio, nadie sabe cómo. Algunos de los socios insistieron en que la representáramos, porque se desarrollaba en Triana y estaba escrita en el lenguaje de sus gentes. Así fue como nos decidimos a representarla. Como obra sencilla que es, también lo es su escenografía, para la que únicamente hemos empleado mínimos elementos que la ambienten. |
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